CASTIGO

De la serie Objetos punzantes

Piezas breves de Ruth Vilar

 

 

Oscuro. Respiración acompasada de un NIÑO que duerme plácidamente. Murmullos del OTRO NIÑO. La MUJER le chista. El OTRO NIÑO se impacienta aún más. Bofetada. El VIEJO gruñe. El HOMBRE prende la mecha de su encendedor, que sólo alcanza a iluminarle la cara.
 
HOMBRE: Es la hora. 

Con la llama del mechero enciende un quinqué, que los alumbra a todos: la familia entera vela en torno al lecho en que descansa el NIÑO. 

HOMBRE: Despierta, niño.
NIÑO: ¿Qué? ¿Ya? Tengo sueño…
HOMBRE: No remolonees.

La MUJER arranca al NIÑO de la cama. 

OTRO NIÑO: Lirón, más que lirón. ¡Yo también tengo sueño!
MUJER: No se le habla así a un hermano. Por un hermano se da hasta la vida si hace falta. Mereces un castigo.
VIEJO: Así es.
HOMBRE: Castiguémoslo, pues.
OTRO NIÑO: No me aguanto ya en pie. No me quejaré más. Daré hasta la vida. Os lo ruego: piedad.
VIEJO: Piedad es palabra mullida, demasiado para invocarla en casa del exhausto. Hoy tendrás tu castigo y así otra vez te morderás la lengua. Pierdes tu turno. ¿A quién le toca ahora?
HOMBRE: Como si no supiese que a usted.
VIEJO: (Se arrellana en el jergón y se arropa vigorosamente. La MUJER lo arrulla.) ¡Esa luz! 

El HOMBRE extingue la llama de un soplido.