'EL VALOR HUMANO DEL TEATRO', POR RUTH VILAR Y SALVA ARTESERO

 

 Sobre Joan Castells: El valor humà del teatre, de Ruth Vilar y Salva Artesero

PRIMER ACTO, nº 359. 2020


Joan Castells es director de teatro. Y apasionado explorador de las posibilidades dramáticas y escénicas. Y maestro de actores y directores. Joan Castells es nuestro maestro. De él hemos aprendido aspectos fundamentales de la teoría y la práctica teatral. Ha sido pródigo, paciente y muy discreto. Carente de afán de protagonismo, sus lecciones metodológicas nunca han sido imposiciones. Más bien nos hemos impregnado de su ejemplo. De su quehacer meticuloso, previsor a la par que abierto, anhelante de esa transformación alquímica que se produce en la sala de ensayo. De su respeto y su cordial admiración por el trabajo de los intérpretes y de su determinación a contribuir a facilitarles, desde su propia tarea, ese trabajo. Como él mismo declara en su Carta a los actores —que recogemos en este volumen—: «Me gustas cuando llegas al ensayo. Me gustas cuando eres preciso en la ejecución y no se te nota. Me gustas cuando te entregas a un partido improvisado del cual hemos pactado las jugadas y el resultado. Me gustas cuando eres claro y simple como un niño que juega. Me gustas cuando dibujas belleza en el espacio. Me gustas cuando tocas como hace falta tocar. Me gustas cuando sudas. Me gustas cuando sostienes un silencio. Me gustas cuando tu voz es un modelo del habla. Me gustas cuando tienes un arranque temperamental y te da un poco de vergüenza. Me gustas cuando no te privas de decir. Me gustas cuando no te exhibes. Me gustas cuando sales del ensayo feliz».

¡Con qué entusiasmo aceptamos la oportunidad de elaborar un libro que reflejase su dilatada trayectoria! En Joan Castells: El valor humà del teatre que ahora publica el Institut del Teatre de Barcelona en su colección Converses, nacida en el año 2018 con el fin de preservar el legado pedagógico y artístico de los antiguos docentes— hemos condensado horas y horas de diálogo afable, exhaustivo y sencillo. Joan Castells ha compartido con nosotros la memoria de cincuenta años de teatro, consciente de que todas esas experiencias individuales entrañan también lo colectivo, de que cada equipo artístico es a la vez y antes que nada un grupo humano, y de que eso que aprendemos —sea lo que sea— lo aprendemos juntos.

A lo largo de nuestra conversación, Joan Castells aborda cuestiones y episodios relativos al teatro independiente de las décadas de 1970 y 1980, y a su compañía El Teatrí; a la vertiente educativa del teatro, que ha defendido desde distintos ámbitos y sobre la que reflexiona con profundidad en uno de los artículos seleccionados; al delicado ejercicio de enseñar interpretación; al sentido de la lengua y la poeticidad; a la corporalidad del texto; a la dimensión ritual del teatro; a la influencia inconsciente de lo ancestral, lo arquetípico y los puntos cardinales, que concluye del estudio de las fiestas populares; a la partitura corporal, una valiosa herramienta, fruto de su investigación sobre los procesos creativos instintivos que tienen lugar en el ensayo y sobre el mejor modo de hacerlos repetibles.

Al teatro —pasión y oficio que ha ocupado una porción tan grande de su vida, donde ha desempeñado prácticamente todos los papeles (hasta el de actor, que descartó enseguida por falta de aptitudes, según dice) y que ha abandonado sin resquemores después de jubilarse— le atribuye Joan Castells el valor primordial de dejar en nosotros un poso humano: «En primer lugar, la capacidad de convivir contigo mismo como personaje. Eso es muy difícil, sobre todo en ciertos momentos en los que la vida se te revuelve. Luego, la capacidad de entender muchas cosas, de tomar distancia y reírte de ellas, que es el origen del teatro. Hay algo que mueve a las personas y el mundo: se llama dramaturgia. Es el arte de utilizar el pensamiento, la palabra y la acción. [Y además] en un actor ves la emoción. Una emoción que es mentira. Por lo tanto hay un arte detrás que yo intento convertir también en arte de vivir».