HOGAZA

De la serie Objetos punzantes

Piezas breves de Ruth Vilar


De los dos HOMBRES HAMBRIENTOS, uno VUELVE con las manos vacías y el aire satisfecho. El otro lo ESPERABA.

HOMBRE HAMBRIENTO QUE ESPERABA: ¿Dónde está la hogaza?

HOMBRE HABRIENTO QUE VUELVE: De eso quería hablarte.

HHE: ¿Otra vez te la han negado?

HHV: ¿Por quién me tomas? Se la he exigido.

HHE: ¿Te la han robado en el camino de vuelta?

HHV: ¡La hubiese defendido con los dientes!

HHE: Pero no la traes...

HHV: La llevo… conmigo… por así decirlo.

HHE: (Lo examina atentamente, pero ambos están tan delgados y harapientos que poco podrían esconder.) ¿Te la has comido?

HHV: ¿Para qué es el pan, si no?

HHE: ¿Te la has zampado entera?

HHV: ¡Y con todo el derecho! ¿Acaso no era mía?

HHE: Nuestra.

HHV: Mía, nuestra… ¿Qué diferencia hay?

HHE: ¿Qué como yo?

HHV: No pienso aguantar quejas ni reproches.

HHE: Medio pan era mío.

HHV: ¿No dices que era nuestro?

HHE: Me has dejado sin pan.

HHV: Yo no lo veo así. Ellos tampoco.

HHE: ¿Qué nos importa a ti y a mí lo que piensen ellos?

HHV: Saben de lo que hablan. Nos conocen. Llevan siglos dándonos el pan.

HHE: Negándonoslo. Más bien llevamos siglos exigiéndoselo, arrancándoselo de las manos avaras. Y ellos aflojándolo a regañadientes, cuando lo hacen. También los conocemos.

HHV: Pues ellos dicen que me merezco toda la hogaza, que para eso soy yo quien va a buscarla cada día. Que recorro el camino, espero la vez y cargo con el pan a la vuelta. Que nunca me relevas. Que ni siquiera nos estás agradecido. 

HHE: ¿Ahora son amigos tuyos?

HHV: ¡Nuestros!

HHE: ¿Por qué?

HHV: ¡Nos dan el pan!

HHE: ¿Y a quién le robaron antes el trigo?

HHV: Conmigo son amables. Supongo que no es justo dejarte sin comer en absoluto. De aquí en adelante tendrás un cuarto de hogaza, eso te lo concedo.

HHE: Media. Tenemos un trato.

HHV: Lo teníamos. Hoy lo veo todo de otro modo. Más obvio. A lo mejor es porque me he saciado por primera vez en muchos años. Me has estado haciendo pasar hambre, pero esto se ha acabado.

HHE: ¿Crees que puedes comerte un pan entero al día? No tenemos las tripas hechas a eso. Enfermarás. ¡No sé ni cómo siquiera esta vez has podido tragar tanta miga!

HHV: Tanta, tanta… No cabe mucha en una hogaza chica.

HHE: ¿Aún te ha sabido a poco? Conque chica…

HHV: ¡Chica, te digo! ¿Cuándo miento yo? Algo mayor que un panecillo era.

HHE: ¿Qué te han dado?

HHV: La hogacilla y una conversación amistosa, con risas y palmadas en la espalda. También tenía hambre de eso.

HHE: Así que has aceptado un pan pequeño.

HHV: A ver, si ya habíamos decidido que me lo comería yo solo, ¿para qué quería más? Hoy no traigo nada para ti. Y punto.

HHE: Infeliz. Cuando vayas mañana, para ti tampoco habrá allí nada: ni pan ni amigos.